Hijo de un diplomático venezolano, Carlos Raúl Villanueva
nace en Londres para luego trasladarse a París y allí graduarse como arquitecto
en 1928, año que viaja por primera vez a Venezuela para, después de una
estancia en estados unidos, regresar a caracas para trabajar en distintos
proyectos institucionales.Diez años más tarde, con el objetivo de mejorar su formación
marcha de nuevo a Francia para luego ser reclamado para hacerse cargo del
proyecto de la Universidad de Caracas, su más destacada obra declarada
patrimonio de la humanidad.Considerado como uno de los mas señalados arquitectos
latinoamericanos del pasado siglo, su articulo titulado “el sentido de nuestra
arquitectura colonial” -en el que se realiza un análisis de los
fundamentos de las construcciones
vernáculas venezolanas incidiendo en la racionalidad del uso de unos
materiales y espacios directamente
ligados al clima y a la luz de la geografía- habría de constituir una
fundamental aportación para la consolidación, desde su país, de una nueva
arquitectura.SI buscamos la síntesis de la evolución de Carlos Raúl Villanueva en la década de los
cincuenta, la casa sotavento jugará, sin
duda, el papel condensador de toda la pujante actividad desplegada por su autor
a lo largo de toda una vida.Su planteamiento espacial está basado en un contenedor
directamente ligado a un natural y lucido sistema de climatización. En el, un
ámbito central, abierto a un patio-jardín, nos aporta una delicada reflexión
sobre la arquitectura aborigen, en la que la presencia de una tupida vegetación
caribeña y el dominio la luz y la sombra medio por medio de la utilización de
lamas de madera como recursos de control
climático, expresan la voluntad del arquitecto de aportar una sugestiva
reinterpretación de los frutos de su trabajo acerca de una rica experiencia
popular.“Me gusta la
arquitectura porque en ella pasan cosas.Creo en una arquitectura que parta de la realidad de su
medio, que elabora una visión critica de esa realidad y que vuelva a sí misma,
modificándola.”
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